Cómo lograr una autoridad positiva?
Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico
para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros
que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los
errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y
entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo
conseguirlo para tener autoridad?
Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda.
Maestro, licenciado en Historia y logopeda.
Todas estas recomendaciones pueden ser muy
válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaz e
incluso negativa. Todo depende de dos factores, que si son importantes en
cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente
imprescindibles: amor y sentido común.
El amor supone tomar decisiones que a veces
son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que
después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un
bienestar interior en los hijos y en los padres.
El sentido común para aplicar la técnica
adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función
del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice
que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con resorteras. Un
adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un
león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener
las ideas claras antes de actuar.
JULY
La
influencia del ambiente familiar
El ambiente familiar influye de manera decisiva en
nuestra personalidad. Las relaciones entre los miembros de la casa determinan
valores, afectos, actitudes y modos de ser que el niño va asimilando desde que
nace. Por eso, la vida en familia es un eficaz medio educativo al que debemos
dedicar tiempo y esfuerzo. La escuela complementará la tarea, pero en ningún
caso sustituirá a los padres.
El
ambiente familiar no es fruto de la casualidad ni de la suerte. Es consecuencia
de las aportaciones de todos los que forman la familia y especialmente de los
padres. Los que integran la familia crean el ambiente y pueden modificarlo y de
la misma manera, el ambiente familiar debe tener la capacidad de modificar las
conductas erróneas de nuestros hijos y de potenciar al máximo aquellas que se
consideran correctas.
Para que
el ambiente familiar pueda influir correctamente a los niños que viven en su
seno, es fundamental que los siguientes elementos tengan una presencia
importante y que puedan disfrutar del suficiente espacio:
- AMOR
- AUTORIDAD PARTICIPATIVA
- INTENCIÓN DE SERVICIO
- TRATO POSITIVO
- TIEMPO DE CONVIVENCIA
José María Lahoz García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
En otros
terrenos, como es el de la influencia en el comportamiento agresivo, sí se da
un cambio evolutivo. El control estricto sin explicación de las normas se
asociaba durante los años preescolares con niño dóciles, no agresivos; este
patrón continúa siendo así solo si se ve acompañado de niveles razonables de
afecto, ya que, si esto no sucede, es decir, si junto a un comportamiento
autoritario se da falta de afecto, comienzan a aparecer comportamientos
antisociales; en concreto, el castigo, especialmente el castigo físico,
encuentra una conexión particularmente acusada con la agresividad del niño, en
cuanto que estos pueden ver en sus padres agresivos un modelo de comportamiento
por imitar, siendo a veces frecuente que se manifiesten como dóciles en el
contexto de la familia, pero agresivos en otros ambientes (en la escuela, con
los iguales).
El
ambiente familiar influye de manera decisiva en nuestra personalidad. Las
relaciones entre los miembros de la casa determinan valores, afectos, actitudes
y modos de ser que el niño va asimilando desde que nace.
JULY
¿Es mi
hijo una persona insegura?
La seguridad en uno mismo no es una cualidad innata
que poseen algunas personas. Más bien es una consecuencia del nivel de
autoestima conseguido. ¿De qué factores depende la autoestima en un niño? ¿Cómo
podemos los padres incrementar el nivel de autoestima de nuestros hijos?
La autoestima es el grado de complacencia que produce
la propia persona a sí misma y se desarrolla cuando el niño se siente amado de
forma incondicional, si nota que importa a otras personas y si comprueba que es
capaz de hacer cosas que son apreciadas y valoradas por los demás. Los padres
podemos ayudar a nuestros hijos a tener más seguridad y confianza y aumentar su
grado de autoestima. Las
estrategias básicas para desarrollar la autoestima en los niños son las
siguientes:
- Demostrar a nuestro hijo que
le queremos, a pesar de sus defectos. Decírselo con palabras y con hechos,
mostrando interés por las cosas que hace, dice y siente.
- Decirle siempre las cosas
que hace bien. No dar por supuesto que ya sabe que están bien, incluso
decírselas antes que las que no hace tan bien. Que perciba siempre lo
bueno y lo malo.
- No exagerar los logros, no
faltar a la verdad. Conviene mostrar los sentimientos que nos producen.
- Detectar sus mejores
habilidades y elogiarlas para que las cultive
Y tener en cuenta que:
- La percepción que tienen los
niños de las reacciones de sus padres no se alimenta exclusivamente de las
palabras que dicen.
- Se trata de que el niño se
sienta valioso y querido, no del hecho objetivo de que tenga cualidades o
habilidades sobresalientes o de que haya personas que le quieran.
- Las reacciones de las personas
que rodean al niño son más importantes que la posesión o ausencia de
cualquier habilidad o defecto concreto.
- Son las personas
afectivamente más cercanas al niño, las que más pueden influir y potenciar
el crecimiento de la autoestima.
José María Lahoz García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
La imagen de sí mismo, que empieza a construirse durante la infancia, y
el grado de complacencia que le produce esta imagen son dos realidades que se
irán modificando a lo largo de toda la vida en función de las nuevas
experiencias, de la propia conciencia y de las nuevas reacciones que tengan los
demás hacia él. Los niños valoran todo porque se dan cuenta y sienten las
actitudes que acompañan a las palabras, la sinceridad, honestidad de los
sentimientos y toda la verdad que aparentemente ocultan.
JULY
¿Cómo lograr una autoridad positiva?
Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico
para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros
que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los
errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y
entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo
conseguirlo para tener autoridad?
La autoridad es un valor en alza que los
padres conscientes deben procurar tener. Se consigue y se pierde en función de
las actuaciones concretas en relación con los hijos.
La permisividad, ceder después de decir no, el
autoritarismo, la falta de coherencia entre la pareja y con uno mismo, gritar,
perder los estribos, no cumplir las promesas ni las amenazas, no negociar, no
escuchar y exigir éxitos inmediatos son actuaciones que debilitan la autoridad.
Estos son
los principales errores que,
con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:
- La
permisividad
- Ceder
después de decir no
- El
autoritarismo
- Falta
de coherencia
- Gritar.
Perder los estribos
- No
cumplir las promesas ni las amenazas
- No
negociar
- No
escuchar
- Exigir
éxitos inmediatos
Actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:
- Tener unos objetivos claros de lo que
pretendemos cuando educamos.
- Enseñar
con claridad cosas concretas.
- Dar
tiempo de aprendizaje.
- Valorar
siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace
bien y pasando por alto lo que hace mal.
- Dar
ejemplo para
tener fuerza moral y prestigio.
- Confiar
en nuestro hijo.
- Actuar
y huir de los discursos.
- Reconocer
los errores propios.
Pero es
muy importante tener en cuenta que para hacer realmente efectivas estas técnicas son absolutamente necesarios
dos factores: el amor y el sentido
común. Sin ellos no se consigue nada.
Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda.
Maestro, licenciado en Historia y logopeda.
Todas estas
recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o
totalmente ineficaz e incluso negativa. Todo depende de dos factores, que
si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los
hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.
El amor supone tomar
decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para
los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen
sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.
El sentido común
para aplicar la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad
apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto.
El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni
leones con resorteras. Un adulto debe tener sentido común para saber con qué
firmeza debe actuar.
JULY
Me cuesta comunicar con mi hijo, y eso que me
intereso mucho por lo que hace, pero nunca sigue mis consejos ni confía en mí
cuando tiene problemas." ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Crees que
necesitas revisar la manera de comunicar con tu hijo? Escuchar atentamente es
el primer paso que nos permitirá conocer qué preocupa al niño y cuál es su
estado emocional.
Las conversaciones que mantenemos diariamente con
nuestros hijos derivan, , en una comunicación abierta o cerrada. La comunicación abierta se basa en la escucha
activa y reflexiva tanto de las palabras del niño o joven como de
sus sentimientos (expresados verbalmente o no).
En la
comunicación cerrada en cambio, la escucha es pasiva. No dejamos lugar
para que el niño muestre lo que siente y lo que piensa, y en el caso de que sí
se lo permitamos, nos apresuramos a negar sus sentimientos o a infravalorarlos.
Existe una tipología de
padres basada en las respuestas que cierran la puerta de comunicación con sus
hijos:
- los
padres autoritarios
- los
que hacen sentir culpa
- los
que dan conferencias
- los
que quitan importancia a lo que ha pasado
Mantener una comunicación
abierta a lo largo de la infancia y la adolescencia de nuestros hijos nos
ayudará a tener menos enfrentamientos con ellos, a mantener un clima de seguridad y confianza
mutuas y a sentirnos más satisfechos de nuestra labor de padres. A ellos les
ayudará a no sentirse solos, a sentirse valorados y reconocidos, a reafirmarse
en su vida y a ser personas emocionalmente estables.
Carmen Herrera García
Profesora de Educación Infantil y Primaria
Profesora de Educación Infantil y Primaria
| |
Tener
un mal día y descargar el mal humor en los hijos
|
Hemos tenido un mal día en el trabajo, entramos en
casa y lo encontramos todo patas arriba: el suelo lleno de juguetes mientras
nuestro hijo juega con el mando a distancia. No ha hecho ninguna de las tareas
que le habíamos asignado y, entonces, nuestro mal humor estalla de manera
desmesurada. ¿Cómo podemos evitar herir al niño con nuestras palabras? ¿Puedo
convertir el mal humor en un discurso instructivo?
Las palabras tienen el don de perdurar larga y
venenosamente en la memoria. Y lo peor es que algunos niños las resucitan más
tarde para esgrimirlas como armas contra sí mismos.
Enfadarse o sentir ira no es negativo en sí mismo. Son sentimientos inherentes a la
naturaleza humana de los cuales todos participamos en un momento u otro. Lo
difícil es sentir enfado, ira o furia sin dañar a la persona que tenemos
delante, y, seamos honestos, nuestros hijos cargan a menudo con elevadas dosis
de malhumor que le corresponderían a nuestro jefe, a la economía o al dolor de
espalda.
Carmen Herrera García
Profesora de Educación Infantil y Primaria
Profesora de Educación Infantil y Primaria
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Premios
y castigos, aunque afectan sólo a la conducta externa y, por tanto, pueden no influir
en la personalidad íntima,
generan un ambiente que facilita la comunicación entre las personas de la
familia o mejora las capacidades de la persona. Ambos aspectos son elementos
facilitadores de la educación. ¿No es cierto que será más fácil la educación de
los hijos si, con ayuda de algún premio y algún castigo, conseguimos que
mantengan el orden en sus cosas y usen ciertos modales? ¿No será lo mismo si
conseguimos que estudien y mejoren su capacidad de razonamiento?
José María Lahoz García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
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JULY
"Paso de este rollo"
Cuántas veces hemos oído expresiones como "no
me apetece hacer eso", "me cansa tal cosa" y, sobre todo,
"no me gusta estudiar, paso de estudiar". No sabemos qué hacer para
cambiar las cosas, pero somos conscientes de que estos comportamientos pasivos
y caprichosos se tienen que eliminar. Es fundamental que nuestro hijo aprenda a
esforzarse para conseguir objetivos. De esta manera, entenderá que quien quiere
algo debe trabajar para obtenerlo.
Algunos niños y adolescentes presentan pautas de
conducta propias de personas inmaduras y que se caracterizan por ser
egocéntricas y caprichosas, con una notable falta de capacidad de esfuerzo y de
visión de futuro.
Desde muy pequeños pueden observarse conductas sintomáticas que
deben despertar la alarma de los padres:
- Intentan salirse con la
suya, se quejan de todo
- Sólo comen de lo que les
gusta
- No tienen en cuenta las
normas de convivencia y de
educación
- No
obedecen si
no es en última instancia
- No hacen sus tareas
escolares
- Muestran descuido y desorden
- Suelen ser impuntuales.
Para lograr que nuestros hijos sean emprendedores y constantes hace
falta un adecuado entrenamiento que
se basa en dos estrategias:
- Enseñarles a resistir, que significa enseñarles a
perseverar a pesar de que la tarea canse o sea desagradable.
- Enseñarles a emprender, que supone enseñarles a
proponerse metas valiosas y a perseverar para alcanzarlas. Nuestra ayuda
consistirá en:
·
Mostrarles metas en función de valores
personales, sociales y religiosos.
·
Lograr acuerdos o compromisos explícitos
con los hijos, especialmente sobre estudios y formas de conducta.
·
Ayudarles
a perseverar en lo decidido con nuestra
exigencia.
·
Mantener
nuestra exigencia con constancia.
José María Lahoz
García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria
Afortunadamente
no todos los adolescentes son así ni, en caso de que así sean, es una situación
irremediable. Es posible conseguir que nuestros hijos no crezcan como personas
egocéntricas y caprichosas. Naturalmente, como en tantas facetas de la vida,
será más fácil prevenir que curar. Dicho con otras palabras, nuestros hijos
deben ser personas capaces de esforzarse para
conseguir sus objetivos, y cuanto antes nos pongamos a la tarea más
eficaz y fácil será.
JULY
Preparados para jugar, para trabajar en equipo, para
obtener alegrías o aceptar derrotas. El deporte contribuye a formar la
personalidad de nuestros hijos, potencia su desarrollo físico y les enseña a
relacionarse con los demás. En definitiva, representa una especie de mundo en
miniatura donde el niño ensaya comportamientos que le servirán en el futuro.
Fútbol, natación, baloncesto, judo, tenis, gimnasia rítmica... hay una larga
lista para decidir.
Los deportes de equipo
(fútbol, baloncesto, balonmano) ayudan a nuestros hijos a no pensar
exclusivamente en ellos ni en el éxito personal sino en la unidad del conjunto. Lo importante no es quién
marca los goles o quién encesta la pelota sino el compañerismo, hacer amigos,
contar con el apoyo del otro. Si cada uno va por su lado, el resultado puede
ser un partido ganado, pero nuestros hijos no habrán aprendido que el espíritu
deportivo es mucho más que eso, es aprender que lo más importante no es uno
mismo, sino todos, y que compartir es más importante que disfrutar en
solitario.
- Los
deportes ayudan a nuestros hijos a desarrollarse físicamente pero también les hacen
mejorar como personas. Son un medio para hacer amigos, para aprender a
respetar a los demás, para comprender que la unión hace la fuerza y que la
mayoría de las veces (aunque sea un tópico) lo importante es participar.
- Los
deporte de equipo, la práctica individual o las competiciones no son más que la vida
cotidiana en miniatura, donde tenemos que trabajar en equipo, hacer tareas
individualmente y presentar un trabajo a tiempo. El comportamiento y la
actitud que enseñemos a nuestro hijo a tener en el deporte será una
réplica de lo que hará en su vida adulta.
- Nuestro
ejemplo y nuestro aliento serán muy importantes para que nuestro hijo se
interese por el deporte y lo vea como una actividad gratificante y llena
de recompensas. Animémosle a disfrutar de una mente sana con un cuerpo
sano.
Elena Roger Gamir
Pedagoga
Pedagoga
|
JULY
¡Hoy tengo partido!"
"¿Ya tienes preparada la bolsa de deporte? ¿Has
cogido la toalla? ¿Quién juega de portero? ¿Que no ha llegado el
entrenador?"... ¡Uf! Se podía haber dedicado a otra cosa, pero al final
todos nos empeñamos en que hiciera deporte y ahora empieza el campeonato y ya
no vivimos. Total, pierden dos de cada tres partidos pero… en fin, lo
importante es participar, ¿no? Pues venga, a participar.
Entrar en el circuito de
los deportes de equipo significa replantear el tiempo de ocio de toda la
familia.
Nuestro hijo deseara que vayamos a verlo jugar y nosotros hemos de
procurar no defraudarle. Al principio supondrá un esfuerzo organizar nuestro
tiempo y dedicar atención a un nuevo aspecto que hasta entonces no entraba
dentro de nuestra cotidianidad.
También tendremos que aprender a ser animosos y respetuosos con el deporte que elija
nuestro hijo y a no entorpecer su práctica.
Practicar un deporte le servirá a nuestro hijo para aprender a compartir con un grupo
objetivos comunes, a expresar emociones (de alegría ante la victoria o
de tristeza ante la derrota), a enfrentarse a los éxitos y las derrotas, y a
comprender que el esfuerzo y la preparación son un paso previo a la consecución
de una meta.
Josep Manuel Rafí Roig
Padre de familia
Padre de familia
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JULY
Padres
sobreprotectores
|
Para que los niños tengan un buen desarrollo
emocional, necesitan sentirse queridos y cuidados por sus padres; sin
embargo, un exceso de protección puede traer más problemas que ventajas.
Actualmente,
muchos padres han pasado de un modelo de paternidad exigente, autoritaria y
distante a otro mucho más protector.
Si
bien es cierto que los niños necesitan del cariño de sus padres para sentirse
seguros y queridos, el estar absolutamente pendientes de ellos,
convirtiéndolos en el centro de todas nuestras atenciones, da como resultado
una sobreprotección que pone en peligro su desarrollo.
Los padres sobreprotectores tienden
a:
Lourdes Mantilla Fernández
Psicóloga clínica
JULY
|
La principal forma en que los niños
aprenden el cómo un hombre debería comportarse en una relación, es observando
al padre o modelo paternal. Este artículo va dirigido especialmente a los
padres o figura paterna, queriendo dejar algunos consejos en vista de la
relevancia que tiene el proceso de modelamiento y su impacto en el futuro
comportamiento de sus hijos.
Sus hijos poseen una extraordinaria
agudeza de la observación y atención en la manera que usted interactúa con su
pareja o la madre de sus hijos, incluso si no vive con ella. Gran parte de los
divorcios y violencia doméstica le suceden a hombres y mujeres que crecieron
desprovistos de un modelo paternal de relación compasiva y contenedora.
Quizá como padre o futuro papá, se ha
preguntado cómo influir en la forma en que usted quiere que sus hijos sean
tratados en el futuro y la manera de cómo traten ellos a quienes aman.
Estimados padres, en sus manos está
el constituirse como factores protectores en el desarrollo de sus hijos.
Aquí algunos consejos:
Valore
a la madre de sus hijos. Los hijos se
valoran a sí mismos y a los demás en la medida que sienten que su padre y madre
se valoran uno al otro.
Cooperación. Muéstrele a sus hijos cómo participar
voluntariosamente en una tarea, en la resolución de problemas y el logro de
objetivos.
Visión
en perspectiva. Puede resultar muy beneficioso el
mostrar a sus hijos la importancia de respetar las diferentes perspectivas que
tienen las personas que ellos aman, incluso si hay desavenencias entre éstas.
Un concepto que implica los
anteriores es la Negociación. Muestre a sus hijos cómo trabajar para solucionar
las cosas respetando las perspectivas de otros.
Incentive
la Inventiva: el nunca parar en el intento de
hacer las cosas de mejor forma.
Motivación
para mejorar: afrontar las desavenencias o
desacuerdos con una actitud de reconciliación.
Buenos
deseos: aprender actitudes positivas junto
a las personas que sus hijos aman, aumentará la probabilidad de que ellos
tengan buenas relaciones con otros. Piense positivamente acerca de su pareja y
dele el beneficio de la confianza de su propio criterio.
Compasión: un concepto fundamental a modelar en sus hijos.
Significa el reaccionar con empatía, protección y voluntad ante el dolor,
ansiedad o displacer de sus pareja. Reconocer que su pareja es diferente a
usted, que tiene su propio carácter y temperamento, diferentes experiencias de
vida, creencias, valores y preferencias.
Afecto: El
mostrar afecto junto a la madre de sus hijos, puede hacer que ellos se sientan
más seguros.
Invertir
en la relaciones: las relaciones saludables requieren
la demostración con hechos del cuidado del uno al otro.
Sin la pretensión de dar una
guía para ser “buen padre”, invito a revisar estos breves tópicos y evaluar qué
impacto tendrían en la formación valórica de sus hijos y de qué forma los
protegería en pos de establecer relaciones saludables.
Escrito por Ignacio
Peña Lang
Psicólogo Clínico
La adolescencia
y sus cambios
Un reportaje que abarca los cambios físicos,
psicológicos y sociales que se producen en la adolescencia
La etapa de la “adolescencia” es un
momento en la vida que todas las personas transitamos. Es el periodo de la vida
que se da entre la niñez y la edad adulta, donde la sexualidad comienza a
madurar.
Cuando una persona inicia esta
etapa, que generalmente comprende el periodo entre los 11 y 16 años, varios son
los cambios que comienza a experimentar, los cuales los podemos agrupar en cambios
físicos, psicológicos y sociales. En cuanto a la edad de esta
etapa, vale aclarar que no podemos hablar de edades precisas, ya que el inicio
a la pubertad (tiempo de cambios hormonales donde las características físicas y
sexuales maduran) depende de varios factores que son diferentes para cada
persona; genes, género, nutrición, etc.
Cambios
psicológicos de la adolescencia se
dirigen a tres cuestiones generales:
1. A la propia identidad
2. A la relación con su familia y las demás personas
3. A lo que quieren ser
Con esto queremos decir que en la adolescencia las
personas desarrollan un pensamiento más analítico y reflexivo. Hay un mayor aferramiento a las
ideas propias y un mayor cuestionamiento a las ideas y pensamientos de los más
grandes; padres y profesores en mayor medida.
Situación ésta que puede desembocar en problemas y discusiones, por ello
apelamos al dialogo y al entendimiento mutuo, para hacer de la adolescencia una
etapa positiva.
Este tipo de pensamiento también conduce a una
modificación de las relaciones, donde los nuevos adolescentes afianzan las relaciones
con amigos, alejándose un poco de las personas adultas. Así mismo, producto de
estos actuares y cambios, los adolescentes comienzan a pensar en su futuro, en
lo que quieren hacer, lograr o conseguir. Primero suelen ser cosas más
utópicas, que luego se van modificando a medida que se es más realista,
aclarando un poco más lo que quieren ser en el futuro y cómo conseguirlo. De
esta forma van dando respuesta al ¿Quién soy? Y ¿Quién
quiero ser?
A medida que
los cambios físicos y mentales se van sucediendo, el adolescente comienza a
cuestionar lo establecido y a preguntarse por su propia existencia y las características
de la misma. Lo peculiar es que responde a esos interrogantes a partir de lo
que arroja su contacto con otros. El hombre es un ser en relación y en tanto
tal necesita de sus pares para desarrollarse. Es en la adolescencia, cuando el
proceso de identificación, que actúa como cimiento para la construcción de la
identidad, se produce a partir de la interacción con personas de la misma edad.
Surgen así, diversas conductas según se esté “dentro” o “fuera” del grupo de
pertenencia. En relación a esto último, muchas veces el adolescente desarrolla
prácticas inusuales y riesgosas para su integridad con tal de “formar parte”.
JULY
Cambios
Sociales en la Adolescencia
Este tipo de cambios se encuentran en una íntima relación con
los cambios psicológicos. El querer pertenecer, el querer ser parte y el
querer ser aceptado, conduce a los adolescentes a nuevas situaciones sociales y
un cambio en las relaciones.
La relación con sus padres ya no va a ser la misma que cuando
éstos eran niños. Por el contrario, se va a producir un distanciamiento de
ellos, pudiendo ser lastimoso para ambas partes. Pero los nuevos adolescentes van a querer pasar más
tiempo con aquellos que estén viviendo una situación similar, pasando, de esta
manera, a afianzar su grupo de amigos.
Este cambio en las relaciones puede ser que se torne disgustoso
para con los mayores. Esto es porque los adolescentes comienzan a cuestionar
más cosas, llegando a ser muy desafiantes en algunas situaciones
donde los padres quieran imponer límites o marcar pautas y ellos se sientan
incomprendidos.
Esta etapa de la vida puede ser
hermosa como traumática, pueden ser los años más felices de una persona como
los más tristes de otra. Todo aquel que esté en contacto
con algún adolescente debe saber que su papel es importante, debe saber
respecto estos cambios y cómo ayudar al nuevo adolescente. Aparte, quienes ya
pasamos esta etapa sabemos muy bien lo difícil que puede ser para algunos
chicos el integrarse y el ser parte aceptada. En este punto, los familiares y
mayores deben afirmar los valores del compañerismo y respeto en el adolescente,
como también ayudarle en estos cambios importantes de su vida.
JULY
· su rendimiento en la escuela
· su apariencia, su desarrollo físico y su popularidad;
· la posibilidad de que uno de sus padres fallezca
· ser hostigados en la escuela;
· la violencia escolar;
· no tener amigos;
· las drogas y el alcohol;
· hambre y pobreza en el país;
· fracaso en obtener empleo;
· bombas nucleares o ataques terroristas en el país;
· el divorcio de sus padres; y
· la muerte.
Algunas transformaciones emocionales que se
experimentan tienen relación con los cambios dados por el crecimiento físico.
Se puede manifestar ambivalencia, es decir, sentimientos opuestos. El
adolescente, por ejemplo, quiere ser independiente, valerse por sí mismo, y de
manera inconsciente le asusta la idea de serlo; quiere llamar la atención y, al
mismo tiempo, le apena. Esto provoca los cambios de humor repentinos. Es un
periodo en el que predominan los afectos y apasionamientos.
Uno de los cambios importantes que se dan en
la personalidad durante la adolescencia es el desarrollo de la seguridad
personal: aspecto primordial en la vida.
Durante la adolescencia se adoptan actitudes
y comportamientos que obedecen a nuevas necesidades físicas y emocionales.
Para superar la
adolescencia es necesario conocerse bien y tratar de definir un carácter que
conduzca hacia un desarrollo personal pleno y maduro. Para lograrlo es
conveniente explorar los pensamientos y los sentimientos y aprender a tomar
decisiones analizando sus consecuencias y considerando la opinión de los
padres, hermanos y maestros, ya que su experiencia es una buena orientación.
Como te darás cuentas en esta etapa de la vida surgen cambios muy importantes que te darán la pauta para ser una persona distinta a las demás, ya que estarás formando también tu propia identidad. Es importante que durante ella cuentes con personas a las que aprecies de tal manera que puedas contarles todas tus inquietudes, pero sobre todo que sepan darte un buen consejo para guiarte en esta etapa de la vida. No olvides que puedes encontrarlas en tu familia, en la escuela o en algún adulto que sea importante para ti. JULY
DESARROLLO PSIQUICO INFANTIL
El niño es un ser en evolución permanente, con grandes cambios que se operan en tiempos cortos. El desarrollo afectivo se realiza en la interrelación del niño con su ambiente, especialmente el humano (desde la vida intrauterina está unido íntimamente con la madre, con la que intercambia elementos vitales). Poco a poco se estructuran, se incorporan y hacen propios, emociones y sentimientos. Puede existir daño por carencia o por exceso.
El desarrollo infantil ha sido objeto de diversos estudios con variada orientación y según la doctrina psicológica de cada autor. Intentaremos un esquema descriptivo en concordancia con las escuelas de psicología más conocidas: la de J. Piaget, H. Wallon y la psicoanalítica de S. Freud.
El desarrollo infantil ha sido objeto de diversos estudios con variada orientación y según la doctrina psicológica de cada autor. Intentaremos un esquema descriptivo en concordancia con las escuelas de psicología más conocidas: la de J. Piaget, H. Wallon y la psicoanalítica de S. Freud.
Durante el primer año, las reacciones emocionales están ligadas a la presencia de la madre.
Entre el primer y tercer año se adquieren el lenguaje y la marcha, que lo llevan a explorar el mundo; las respuestas emocionales se tornan más adaptadas y variadas. Se hacen adquisiciones psicomotoras y se estructuran lazos afectivos. El niño tiende a independizarse. También en este período ocurre el aprendizaje del control esfinteriano. La conducta del niño dependerá en gran parte de la actitud de los adultos. El Yo va configurándose dentro de un mundo del cual el niño forma parte.
Entre el primer y tercer año se adquieren el lenguaje y la marcha, que lo llevan a explorar el mundo; las respuestas emocionales se tornan más adaptadas y variadas. Se hacen adquisiciones psicomotoras y se estructuran lazos afectivos. El niño tiende a independizarse. También en este período ocurre el aprendizaje del control esfinteriano. La conducta del niño dependerá en gran parte de la actitud de los adultos. El Yo va configurándose dentro de un mundo del cual el niño forma parte.
By Karen Martinez Tinajero
MARCELLI D. Manual de Psicopatología del niño. Edit. Toray, 1982.
EL niño debe explorársele, tratando de romper las barreras de la inhibición. Una buena técnica es a través del juego y del dibujo libre, para después llegar al diálogo directo cuando el lenguaje del niño lo permita. Si el problema tiene relación con la vida escolar, debe establecerse comunicación con los profesores; cuando tenga relación con la salud física,
JULY